miércoles, 6 de mayo de 2009

Algo en la Oscuridad - Jorge Luis Pérez

Jorge Luis Pérez

ALGO EN LA OSCURIDAD

Año 2013. El transbordador norteamericano parece lograr el objetivo de sobrevolar la superficie de Venus. En nuestro planeta, el Centro de Operaciones de la NASA mantiene informado al mundo sobre la misión de estos valientes astronautas. Mientras tanto, en la nave, el capitán dice: - No puedo creer que hayamos llegado hasta donde estamos ahora. Mi gran perspectiva de… - Pero sus palabras fueron interrumpidas por un ensordecedor sonido que retumba en toda la nave – Atención, el radar capto algo – dijo Walters, el capitán, con mucha sorpresa:
“ALGO nos encontró”

A pasado ya una hora desde que “algo” se topó con el transportador Abraham Lincoln II. La energía eléctrica de la nave se consumió por completo y los tripulantes se han visto obligados a usar la energía auxiliar de sus trajes equipados. Si bien se vive una situación que no es para alarmarse, tampoco es para quedarse tranquilo. ¿Qué clase de cosa absorbe energía? No es un agujero negro. Al parecer no. - ¡PUUUM! – Un gran golpe sacudió la nave. Walters decide ver por la gran luna que hay en el techo, al sospechoso objeto. - ¡Todo está oscuro! – dice angustiado cuando, de pronto, un gran temblor sacude la nave. - ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? ¿Por qué no se detiene? – gritaba Gómez llorando del miedo. Cuando el movimiento cesó, el transbordador comenzó a elevarse. “Algo” estaba jalando a la nave con un supuesto campo de atracción. No había la menor duda algo andaba mal.

La nave ya se había detenido por ahora. Collins dijo: -¡La puerta principal de abordaje está siendo abierta! -. Efectivamente, la puerta de abordaje había sido abierta, mientras una gran luz azul comenzaba a penetrar el interior de la nave. Nadie se movía; los cuatro astronautas permanecían inmóviles ante la misteriosa luz. Pero de pronto, todo volvió a la normalidad: la energía, el control de la nave y el radar ya no captaba al objeto extraño. Ningún tripulante sabía lo que había pasado, pero la misión tenía que seguir. Todo iba por ahora bien, hasta que el pánico volvió con más fuerza: miles de objetos voladores rodearon la nave. - ¡Pongan rumbo 3-02! – dijo Wilson; pero antes que alguien pueda decir algo más, no quedó nada: el transbordador se destruyó por completo.










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